Cómo mantenerse abierto a la llamada de Dios

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Father Andrew Carl Wisdom, O.P. embraces his father at his ordination in Rome.
EL PADRE ANDREW Carl Wisdom, O.P. abraza a su padre durante su ordenación en Roma.
¿Existe tal cosa como la "genética espiritual", un gen espiritual que puede ser transmitido? Me lo preguntaba mientras me abría paso a través de la corriente de estudiantes en la escuela preparatoria a la que mi padre había asistido. Aquí yo era un sacerdote y director de vocaciones que se encontraba caminando con jóvenes que discernían el llamado a la vocación religiosa a través del mismo laberinto de pasillos que mi padre había recorrido 55 años atrás, soñando con ser un sacerdote.

Él había resuelto con firmeza ser sacerdote desde que era niño. Incluso dejó atrás su último año de preparatoria para entrar en el seminario y no perder ni un minuto retrasando su vocación. Pero después de un año y varios meses, una condición de asma cada vez más impredecible persuadió a la facultad del seminario que mi padre no podía seguir una vocación al sacerdocio. Él estaba devastado y confundido, por decir lo menos. ¿Acaso Dios no quería lo que él quería? Después de todo, ¿no era la voluntad de Dios la que estaba siguiendo?

Tan decidido como estaba mi padre de ser sacerdote, así yo estaba decidido a no serlo. Mientras que él había corrido hacia su potencial vocación, yo había huido de la mía. Sin embargo, yo fui quien terminó siendo sacerdote y él teniendo 12 hijos, un matrimonio de 59 años y una carrera como vendedor.

¿Qué quiere Dios para ti?
Cuando yo llegué a hablar de experimentar una vocación a la vida religiosa, mi padre se dio cuenta de que no era él, sino su hijo, quien tenía un llamado al sacerdocio y que él tenía un llamado al matrimonio. Se dio cuenta de que Dios escoge a quien Dios elige y es un misterio por qué Dios elige a algunos para una vocación y algunos para otra. "Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes son mis caminos –oráculo del Señor" (Isaías 55:8).

¡Eso es una buena cosa! De lo contrario, mi padre y yo podríamos haber perdido nuestras verdaderas vocaciones. El misterio sólo se explica por la apreciación de que Dios te conoce mejor que tú mismo. Eso es algo que mi padre y yo hemos llegado a comprender. Con el tiempo, él se dio cuenta de que con su personalidad y dones, el matrimonio era realmente la mejor forma en que podía florecer realizando el plan de Dios para él. Y yo me di cuenta de que mi vocación como sacerdote dominico y predicador es la mejor manera en que puedo servir a Dios (¡por supuesto que esto no habría sido posible si mi padre no hubiera cumplido con su vocación!).

Permanecer abierto al llamado de Dios no es fácil. A los seres humanos nos gustan las cosas estables. Pero cuando dejan a Dios a cargo, encuentran el mejor camino para ustedes mismos porque descubren que Dios ya ha elegido por ustedes. Si mi padre y yo no hubiéramos permanecido abiertos y confiados en Dios, podríamos haber perdido nuestras vocaciones, uno atacado por el arrepentimiento, el otro consumido por el miedo. Ambas emociones te cierran, en lugar de abrirte, a la inspiración y la dirección de Dios.

Ambigüedad santa
¿Qué ayuda, pues, a permanecer abiertos al llamado de Dios? Creo que hay una santidad en la ambigüedad cuando Dios te llama a mantener las cosas en su corazón hasta que estén claras. La Virgen María es el modelo de esta disposición de la ambigüedad santa, una retención de las cosas en el corazón hasta que se nos den más instrucciones.

Desde el comienzo de su historia se puede ver a María demostrando esta apertura a la voluntad de Dios cuando, aun sin entender todo lo que el ángel Gabriel le decía, ella dijo en pocas palabras: "Yo soy del Señor. Que se haga en mí lo que Dios piense que es mejor”. Esa fue su actitud en curso. Ella ponderó cada pista e indicio de la voluntad de Dios para su vida en las circunstancias particulares en las que se revelaron. Lo que aún no acababa de entender lo retenía en su corazón, en espera de una mayor orientación de Dios.

Esta disposición a la ambigüedad santa te mantiene abierto a todas las visiones reveladoras de la presencia y acción de Dios en tu vida, sin forzar la mano de Dios o insistir en que Dios te dé toda la revelación; confía y respeta que Dios sabe mejor cuándo estás listo para más claridad. Hace las paces con la realidad de que "mi" horario no es necesariamente el horario de Dios.

Tres maneras de escuchar lo que Dios te está diciendo
A medida que te desplazas el camino del discernimiento, hay tres prácticas espirituales que son básicas para adoptar esta disposición de la ambigüedad santa. Si no deseas que tus dudas, miedos, confusión, o la impaciencia, te desvíen del camino, sería conveniente incorporar estos métodos en tu vida diaria: la oración contemplativa, la lectura meditada de las Escrituras, y la dirección espiritual y la exploración a través de un director espiritual y visitas a las comunidades religiosas.

Father Andrew Carl with his father after receiving his doctorate degree.
EL PADRE ANDREW Carl con su padre después de recibir su grado de doctorado.
La mejor definición de contemplación que he escuchado es: "Una persistente y larga mirada a Dios”. No se puede hacer que eso suceda. Es un puro don de Dios. Pero puedes prepararte para ese regalo al abrirse a sentarte en silencio en la presencia de Dios durante determinados períodos de tiempo cada día. Este ejercicio se denomina a menudo como "oración centrada".

Comienza por sentarte diariamente durante un periodo predeterminado, por ejemplo, digamos 10 minutos (hasta llegar a 20 minutos dos veces al día) y pensar en una palabra de una oración (abba, el nombre de Jesús para Dios Padre; María, amor, paz, ser, y así sucesivamente), de modo que cuando vengan pensamientos o imágenes, digas esta palabra para ti mismo y la utilices para permitirte hundirte en un silencio reparador sin engancharte a pensamientos e imágenes, dejándolos que floten como nubes en el vasto cielo de la mente. Este descanso en Dios en plena apertura al Espíritu de Dios en tu interior es el lugar ideal para escuchar la nutritiva Palabra que Dios tiene para ti ese día. Este ejercicio del alma es una forma de oración sin imágenes.

La Lectura bíblica meditativa, por otro lado, es la oración abierta a lo que las palabras o las imágenes de un pasaje de la Escrituras puedan ofrecerte. Así como su nombre lo indica, alienta a una reflexión pausada de la escritura que el texto proporciona, reflexionando en oración en su esencia, permitiendo que el Espíritu Santo traiga a la superficie todo lo que Dios quiera que tomes de la palabra ese día.

Este ejercicio es una introducción a lo que se conoce como la lectio divina- "lectura santa” o “sagrada". Llamas al Espíritu Santo mientras te aproximas reverentemente a un pasaje de la Escritura y lo lees varias veces lentamente. Después de unos 10 minutos (o más, si el Espíritu te mueve) de dejar que tu Amiga Divina le hable a tu corazón, da gracias a Dios por Su presencia y nota la palabra o frase que se presenta repetidamente en tu lectura como un signo de lo que Dios quiere que te lleves contigo. Una actitud meditativa se mueve con paciencia, escucha profundamente y, como una esponja, absorbe de manera espontánea la sustancia proporcionada dentro de todos sus poros. Este ejercicio espiritual requiere que escuches con los oídos de tu corazón y veas con los ojos de tu alma.

La integración de estas formas de la oración en tu vida te ayuda a cumplir de forma natural la exhortación apasionada de San Pablo a "orar sin cesar" (1 Tesalonicenses 5:17). También te ayuda, como lo propone Santo Domingo, a hablar siempre con o acerca de Dios..

La dirección espiritual es acerca de alguien que te acompaña en el discernimiento de los patrones de los movimientos de Dios en tu corazón y mente. Una buena dirección espiritual te mantendrá honesto y responsable. Tu director espiritual te ayudará a saber si necesitas más trabajo interno en tus esfuerzos de discernimiento, como la oración personal, o esfuerzos externos, como visitar comunidades potenciales y hablar con personas laicas, con votos u ordenadas, sobre la forma en que viven la vocación que Dios les dio.

Aunque Dios te dirige a través de las inclinaciones de tu corazón, Dios no va a tomar la decisión por ti. Santa Ángela de Merici, quien fundó la comunidad religiosa de mujeres de las Ursulinas en el siglo XVI, dijo el porqué: "Dios nos ha dado libre albedrío a todas las personas, y por lo tanto no obliga a nadie, sino sólo indica, llama, persuade".

¿Qué te hará feliz?
Cuando el padre Jim Motl, O.P., un legendario maestro dominicano de la predicación por unos 30 años, estaba creciendo, cada temporada de Navidad lo encontraba esperando en el buzón la gran llegada: el catálogo de la tienda de departamentos Sears, en blanco y negro a excepción de los juguetes y artículos de ropa para mujer. No perdía el tiempo y se abalanza sobre las páginas a color y hacía una lista de los juguetes que deseaba de Santa.

Su madre, aunque paciente con su entusiasmo, le daba su propia opinión, suave pero clara, sobre su enfoque consumista en palabras que nunca olvidaría: "Jimmy, la Navidad no se trata de conseguir lo que quieres. La Navidad es sobre confiar en que alguien te ama lo suficiente como para darte lo que te hará feliz”.

En el discernimiento, que Alguien te ama lo suficiente como para darte lo que finalmente hará feliz. Ese alguien es Dios, que te da la visible realidad de Su profundo amor para contigo en Cristo Jesús. Ese es el regalo que realmente quieres en el fondo y que en última instancia te hará feliz. El asunto central en el discernimiento es: "¿Quién es Jesús para mí?". La pregunta fundamental es: "¿Puedo confiar en Jesús para saber lo que me hará feliz?". Entre las preguntas apremiantes sobre tu discernimiento, esa es la verdaderamente esencial para el descubrimiento y el pleno florecimiento de tu vocación, ya sea laica, consagrada u ordenada.

Father Andrew Carl Wisdom, O.P.El padre Andrew Carl Wisdom, O.P. es promotor de vocaciones y vicario para la Misión de Promoción de los dominicos, Provincia de San Alberto Magno. Su libro, Tuning into God´s Call, fue publicado en julio pasado por Liguori Publications.


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